martes, 28 de noviembre de 2017

Testimonios de nuestro alumnado de movilidad de larga duración durante el proyecto KA219

Nuestros participantes Laura García Leites y Arturo Quintana Arbesú han vuelto cargados de experiencias de su movilidad de larga duración en el marco del proyecto KA219 de Robótica y Programación. A continuación presentamos sus testimonios:

Laura




"He pasado 2 meses estudiando en una escuela de la República Checa desde el 11 de septiembre al 5 de noviembre, allí iba a la escuela y tenía la mayoría de la asignaturas con diversas clases como normalmente. Comía en la cantina de la escuela aunque algunos días debido al distinto horario salía antes de la hora de comer y comía en casa. En mis días libres (fines de semana y días de vacaciones) visitaba algunos lugares o ciudades con la familia de acogida o con mis amigos nuevos que había hecho allí.

Fue una experiencia bastante buena e inolvidable, me gustaría volver al país y repetirlo o simplemente para ver a mis amigos de nuevo."

Podéis ver más fotos de cómo se lo pasó en su escuela en el siguiente enlace del centro de acogida:
http://gymfrydl.cz/8-aktuality/468-laura

También podéis ver cómo era un día en su instituto checo en este vídeo:


 
Arturo

 


 "Este curso lo comencé en el Lycée Toulouse Lautrec, donde hice la movilidad larga dentro del Proyecto Erasmus+ KA2 en el que estoy participando. Llegué a Toulouse el 1 de septiembre y conocí a la familia Carriere, mi familia de acogida. Se portaron muy bien conmigo y me hicieron sentirme como una más. Todos los fines de semana, me llevaban a sitios diferentes y me presentaron a un montón de gente. Conocí la costa francesa, participé en el día de las familias en la multinacional Liebherr, fui a comer con los abuelos en un pueblecito llamado Campagne, visité Airbus y Aeroscopia, conocí al consejero de la Universidad Paul Sabatier, estuve un día en la Ciudad del Espacio, visité el Palacio Niel… no tuve tiempo de aburrirme.

En el instituto todo era diferente. Era gigantesco, tenía casi 300 aulas y las clases eran de unos 40 alumnos cada una. En Francia los horarios son diferentes, cada día de la semana entras y sales a horas distintas. Tienen incluso, horas libres por el medio. Allí los estudiantes comen muy temprano y lo hacen en el instituto, excepto los miércoles. Lo que menos me gustaba era madrugar, para ir a clase tenía que caminar, coger un autobús y después el metro. La gente era muy amable conmigo, e intentaban que nunca estuviera sólo.
La experiencia fue muy buena. Si pudiera volver a repetirla, ni lo pensaría. Se lo recomendaría a todo el mundo. La pena es que tuve que volver antes, porque las dos últimas semanas de mi estancia eran las vacaciones de otoño allí."


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